A nueve días del hecho, este jueves los rescatistas hallaron entre los escombros el cuerpo de Dana Desimone. Era la última desaparecida de la tragedia, que suma un total de ocho víctimas fatales.
El derrumbe se cobró la vida de Federico César Ciocchini, de 84 años, quien al momento del hecho dormía en su vivienda contigua al Dubrovnik, en el edificio Alfio 1. El jubilado estaba acompañado de su esposa, María Josefa Bonazza (79), la única sobreviviente del colapso que conmocionó a la comunidad. El matrimonio había viajado desde Balcarce con la intensión de pasar unos días allí.
Hijo de Cleto Ciocchini, un destacado pintor de la primera mitad del siglo pasado, Federico siguió los pasos de su padre y se convirtió en artista. Desarrolló la mayor parte de su carrera en la ciudad de Mar del Plata, incursionando también en la escultura. De hecho, el Museo del Hombre del Puerto en La Feliz exhibe en su entrada una placa de mármol con la cabeza pasada a bronce de su padre.
Su cuerpo fue hallado horas después del derrumbe. “El único consuelo que me queda es que lo de él fue instantáneo, no sufrió nada”, lamentó Josefa al relatar ante la prensa la dramática situación que atravesó. La mujer, conocida en su entorno como “Pelusa” y originaria de Balcarce, donde es dueña de un local de ropa junto a sus hermanas; fue rescatada tras estar ocho horas debajo de los escombros.
Dos días después del colapso del edificio, fue encontrada sin vida María Rosa Stefanic (52). “Rosita”, como la llamaban quienes la conocían, tenía 52 años y era la ex dueña del hotel: este año había logrado venderlo, aunque seguía residiendo en el lugar. No tenía hijos y era amante de los animales, tal como lo muestran las imágenes de sus perros que solía publicar en su perfil de Facebook.
El Dubrovnik había sido fundado por sus padres, inmigrantes croatas. Su papá era oriundo de la Isla de Krk, mientras que su madre había nacido en la ciudad por la cual se bautizó el apart hotel. “Tratamos de seguir el idioma. Seguimos con las canciones. Nos gusta por internet leer los diarios y escuchar música, para no cortar”, relataba Rosita en una entrevista para Bar Croata en 2015. Hasta ese momento, ya había visitado entre 7 y 8 veces ese país.
Stefanic buscaba vender el Dubrovnik desde hacía tres años y había logrado concretar esa meta meses atrás. “Enviudó y estaba cansada”, relató Jorge Cocco, director de la Asociación de Hoteles, Confiterías, Restaurantes y Afines de Villa Gesell, quien la conocía. Tras concretar la operación, continuó viviendo en el lugar, donde también residía su sobrino, Nahuel José Stefanic, cuyo cadáver fue hallado el sábado pasado.
Nahuel tenía 25 años y vivía allí desde hacía cinco, tras la separación de sus padres. Su mamá, Silvana Perhauc, lo describió como “un hijo muy bueno”. “Estudió cocina y en la temporada trabajaba en el hotel”, dijo a los medios. También contó que había salido a pescar poco antes del desastre. El joven era pareja de Dana Desimone (28).
En la madrugada del martes pasado, el equipo de rescate localizó el cuerpo del carpintero Javier Fabián Gutiérrez, quien tenía 54 años y vivía en el partido bonaerense de Merlo.
Gutiérrez había viajado a Villa Gesell a mediados de septiembre. Su hermana y su sobrino contaron que se alojaba en una unidad del segundo piso. En diálogo con la prensa, lo describieron como un padre ejemplar que vivía para su hija de 15 años.
“Vino a trabajar con el sueño de tener un pesito más para la familia. Vino solo, con sus pocas herramientas. Hablamos con él el lunes a la noche (horas antes de la tragedia), estaba feliz”, revelaron. Sus seres queridos le dieron el último adiós en una cochería de Ciudadela.
Luego de varios trabajos en empresas de seguridad, el hombre se había volcado a la carpintería. Tras el derrumbe, se conoció un mensaje de voz que le envió a un allegado y en el que confirmaba el mal estado en el que se encontraba el edificio que estaba siendo refaccionado.
“Los de Gesell están invirtiendo un montón de guita en algo que está prácticamente hecho pelota. Quieren darle una lavada de cara y ya no quieren que sea apart hotel”, decía en el audio, donde además contaba que él se ocuparía de la remodelación de los placares del primer al sexto piso. “El año que viene, o cuando termine la temporada que seguiré, lo reemplazaremos todo con melamina y sin puertas”, agregaba.
El mismo día fueron hallados otros tres cuerpos. Uno correspondía a Ezequiel Juan Matu, quien residía en Mar del Plata. Tenía 38 años y era plomero. Siempre buscando incursionar en nuevos caminos, a lo largo de su vida también había trabajado en otras actividades, como servicios puerta a puerta de correo y mensajería. Vivía en el barrio 2 de Abril, a unas veinte cuadras de la playa Varese.
Otra de las víctimas fue el gasista Mariano Troiano, de 47 años, con domicilio registrado en el barrio Villa Evita de Mar del Plata. Había ido a Villa Gesell para realizar trabajos de plomería, dormía en el hotel para avanzar con la obra sin demoras.
Su hija, Karen, contó que su padre había viajado dos semanas antes de la tragedia. “La arquitecta le recomendó que se ponga un seguro de vida, eso me pareció bastante raro porque nunca había solicitado esto para una obra”, dijo la joven en La Nación+. Según precisó, su padre “fue a modificar duchas, baños, y hacer arreglos estéticos de plomería”.
Mariano era un apasionado de la pesca, los cuatriciclos y las motos, y disfrutaba pasar tiempo con su familia, así lo reflejaba en las redes. “Hoy nos toca despedirte primo y la verdad que es durísimo. Fuiste un gran primo y me guardo los mejores recuerdos. Agradezco haberte cruzado hace poco y verte sonriente! Te voy a recordar feliz y alegre! Pero me duele en alma. Te vamos a extrañar, Marian”, lo despidió una familiar, Jimena.
La otra víctima localizada el martes fue Matías Alberto Chaspman, quien vivía en la localidad de Batán, dentro del partido de General Pueyrredón. En el Dubrovnik, él realizaba trabajos de albañilería, y horas antes de cumplir 28 años, el edificio se vino abajo. Era padre de una nena de 6 años. Matías disfrutaba hacer ciclismo, pasión que compartía con la madre de su hija.
Sus familiares, amigos y conocidos, tanto de Batán como de Lobería y Tamangueyú, lo despidieron con emotivos mensajes. “El ‘Chasmita’, como te decía. Qué personaje eras, qué buen pibe. Hoy nos dejás con esta horrible noticia. Fuerza a la familia”, lamentó un amigo.
Finalmente, este jueves los rescatistas dieron con el cadáver de Dana Desimone. Ella tenía 28 años y era oriunda de Juan Nepomuceno Fernández, un pueblo rural ubicado a unos 80 kilómetros de Necochea.
En dicha localidad vivió gran parte de su infancia, hasta que su familia decidió mudarse. Con 10 años, se radicó así en el partido de Lomas de Zamora, donde asistió al colegio Nuestra Señora del Huerto en Temperley. Pese a la distancia, la joven siempre mantuvo el vínculo intacto con su ciudad natal, dado que solía viajar para visitar a su abuela y amigos, informó el medio La nueva comuna.
Durante la pandemia había iniciado un emprendimiento que tuvo continuidad en Villa Gesell: una pastelería llamada “Lucky”. En la ciudad balnearia, donde se encontraba con su pareja, Nahuel Stefanic, también trabajaba en el hotel Dubrovnik, tal cual consta en los registros previsionales.
Horas antes de la tragedia, Dana había compartido en sus redes imágenes en la que se la veía disfrutando de la playa y tomando mates, una de las actividades que disfrutaba en la ciudad.